Desconocimiento pone en riesgo la vida de mujeres indígenas

“Muchas mujeres ni siquiera saben que es salud sexual reproductiva, porque ellos lo ven como si tocan el tema de sexo, ellos lo ven como que, si es un pecado, la ignorancia los lleva a tal punto” dice la periodista Georgina Vargas.

Un día normal de una mujer en el Caribe Norte, inicia aproximadamente desde las cuatro de la mañana, encendiendo el fogonero o fogón de leña, para iniciar sus labores domésticas. Café de hoya, pan de coco y mantequilla, es el desayuno que esta mujer alista para sus hijos.

Darles de comer a las gallinas y cerdos, es la segunda tarea, para prepararse para despedir a sus hijos que van a la escuela primaria que tiene a unos cinco minutos de camino.

Hasta este punto es las seis de la mañana, la mujer se queda en casa y se dedica por completo a las tareas del hogar.

El marido de esta mujer recién se despierta, desayuna y se dirige a su trabajo, en el campo.

Lo que es una vida “normal” para Mercedes, -como la llamaremos para proteger su identidad- una mujer indígena de 36 años. Puede detonar alarmas que refieren una vida que violenta sus derechos, que al largo de esta historia relataremos.

2 Desconocimiento pone en riesgo la vida de mujeres indígenas

 Mercedes hace once meses estuvo embarazada, pero perdió a la criatura, debido a una caída en el patio de su casa. La partera de la comunidad la atendió, y en el mismo patio enterró al bebé que todo su cuerpecito formado.

Ella no pudo ir al hospital, ya que está a cinco horas de su comunidad.

Una vida desconociendo la planificación familiar

Mercedes creció en una familia indígena, tradicional, sumida en el cristianismo ancestral, que penetra la vida de las familias para infundir un legalismo donde segregan a los hombres y las mujeres por roles, dan al hombre valor y dominio ante la feminidad, mientras que a la mujer ordenan procrear hijos y la administración domestica del hogar.

En este modelo de vida y de sociedad, mantienen a las niñas y mujeres en el desconocimiento de temas como, salud sexual reproductiva, sexo, diversidad sexual y hasta salud general.

El manejo amplio de las mujeres en estos temas, para líderes comunitarios, son pensamientos pecaminosos y de libertinaje ya que ahondan en la liberación de los roles y destruyen la paz familiar.

Siendo el desconocimiento la mayor pandemia en las comunidades indígenas y afrodescendientes, Mercedes no denota que decidir si tener hijos o no, usar algún método de planificación, o mínimamente asistir a citas ginecológicas, es parte de sus derechos.

Para ella, es su responsabilidad como mujer, es criar a sus hijos, para que sus hijos se hagan cargo de las parcelas que hereden y atender a su marido. “Es que para nosotras hay cosas más importantes, que todo esté bien en el hogar, que nuestro marido este tranquilo, servir en la iglesia” mencionó.

Mujeres que han crecido en adoctrinamiento machista

La posibilidad que estas mujeres cambien de pensamiento, en una edad adulta podría ser sumamente difícil, ya que fueron criadas en un adoctrinamiento generacional donde las obligan a ser mujeres, atender a un hombre y un hogar desde edades muy tempranas.

Lo más perjudicial es que esta doctrina es que la impartida por las mismas mujeres; abuelas y madres, quienes vivieron el mismo patrón de vida y único ejemplo visto, y donde toda señal de desobediencia comunitaria es sinónimo de rebeldía.

Al ser las comunidades tan pequeñas, la proximidad de las familias con las matriarcas y líderes comunales es inevitable, porque aun que una familia quisiera romper la línea ancestral imprimida, esta sería negada o en el mayor de los casos expulsada, excomulgadas y desterradas.

Georgina Vargas, periodista del Caribe Norte analiza que este desconociendo ha generado embarazos a temprana edad, enfermedades de transmisión sexual y muertes maternas, la distancia entre las comunidades indígenas y los centros de salud profundiza el problema.

hace como tres años, yo acompañe una organización que iba a impartir temas sobre salud sexual reproductiva y otros temas sin embargo en esa charla (para todas las mujeres de la comunidad) apareciendo tres o cuatro mujeres, porque los esposos o los maridos o las parejas no dejaron que las mueres fueran a recibir estas charlas, supuestamente el mito o el machismo de ellos, le están metiendo cosas, ideas en la cabeza de las mujeres, para que las mujeres agarren valor y se revelen en contra de los hombres” reafirma Vargas.

Pero para Mercedes es una normalidad total que su marido decida donde puede ir o no. “es que una buena mujer no puede mandarse sola, es tu marido el que debe decirte si ir o no, esas personas de Managua, traen ideas malas, y muchas mujeres han dejado a sus hijos, maridos y familia por seguir las ideas de esas personas que vienen” defiende.

La periodista va mas allá en el deterioro de los derechos de las mujeres en el Caribe Norte, ya que, si el especialista ginecológico de la comunidad es un hombre, las mujeres no obtienen el permiso de sus maridos o incluso ellas mismas deciden no ir, para que otro hombre no les vea sus genitales.

Falta de políticas orientadas a romper barreras en las comunidades

Para el medico Mayagna Ricky Pineda, para romper estas barreras de desconocimiento, se necesitan políticas orientadas inicialmente al machismo en las comunidades, a la importancia de la salud sexual no solo para la mujer sino también para el hombre, para dignificar la vida de las mujeres, disminuir la mortalidad materna y riesgos de enfermedades como el cáncer.

El especialista admite que el machismo es uno de los problemas más arraigados de su comunidad, ya que en las visitas médicas que el realizaba notaba el control del hombre hacia la mujer en decisiones que le pertenecen únicamente a las mujeres sobre su propio cuerpo y su futuro materno, “muchos hombres deciden sobre la vida de una mujer indígena… me refiero a la negación del hombre a la mujer de tener una buena y eficaz planificación familiar o cuando va a planificar la mujer, ellos mismos deciden sin tener conocimientos médicos” refiere el médico.

Pineda admite que existe una alta tasa de muerte maternas, lamentablemente estas comunidades son remotas, cuatro o cinco horas de camino hacia centro de salud más cercano, otras zonas solo son accesibles vía acuática, por lo que las mujeres son atendidas por parteras o “Granma” como les llaman los comunitarios, y las muertes quedan encerradas en las comunidades.

Ambos entrevistados refieren mucha preocupación por la vida y salud de las mujeres en las comunidades indígenas en el Caribe, sin embargo, es una situación que debe ser atendida a nivel macro social y ascendente que involucre a iglesias, lideres, autoridades para que segregue a nivel familiar, ya que invirtiendo esto, no se obtendrá resultados porque las familias no deciden por su propia cuenta. Por qué las familias están adoctrinadas ancestralmente con este modelo de vida.

Mercedes finaliza su día, subiendo un balde lleno de agua a su cabeza, que hala desde un ojo de agua a unos doscientos metros de su vivienda, mientras relata que está nuevamente embarazada, que la “Granma” de la comunidad le dijo, que podría tener como tres meses, ella feliz espera a su cuarto hijo.

¿Qué hará para cuidar este embarazo? Lo mismo, lo que me diga la “Granma” y esperar que vengan los dolores para parir, yo he tenido a todos mis hijos y no me ha pasado nada.

Mercedes próximamente cumplirá 37 años y asegura que no está en su pensamiento cancelar su reproducción vía quirúrgica, esperará los hijos que Dios le dé.

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